
Mientras un semáforo retrasaba la llegada a mi trabajo, no tuve más opción que parar y encender la radio. En ese momento sonaba la mas románticamente cursi canción que creo menciona la frase “te amo” doscientas cincuenta y dos veces sin exagerar. Entonces fue cuando buscando que ver en la calle, los vi a los dos. Moví mi cabeza hacia la derecha y ahí pude ver como el verdadero amor esta presente no importando el tiempo ni la edad de sus protagonistas. Claro que creo que por la música de fondo que escuchaba y mí exagerada forma de ver las cosas, asumí que presenciaba la más tierna escena de amor. Tal vez el la estaba dejando en su trabajo, y ella descendió de la moto en que llegaron, toda envuelta hasta la cabeza pues estaba cayendo una llovizna molestosa pero que permitía recrear un ambiente mas romántico. Y entonces fue cuando vi que el tomaba su cara entre sus arrugadas manos y la besaba, mientras ella se dejaba llevar. Podrían tener según yo algunos setenta y tantos años. Y mientras el le decía algo a los oídos que yo imaginé eran tiernas palabras de amor, aunque también podría ser que por el ruido del trafico el tuviese que hablarle de esta forma, ella posaba su mano en su espalda y cuando terminó de hablar volvió a tomar su cara entre sus manos y la volvió a besar. No se que tiempo pasó pero lo que me despertó fue la mirada de el que descubrió una intrusa mientras despedía su amada y la bocina de un vehículo que aunque detrás de mi no pudo apreciar ese instante eterno en el que entendí que el amor verdadero no tiene edad ni espacios, no tiene encuentros románticos planeados en los cuales desplegar todo el amor porque puede pasar en cualquier momento. Que debe ser más hermoso experimentar un amor maduro y siempre presente que sentir maripositas en el estómago ante el primer amor de juventud. Seguí mi camino pero en mi mente siempre estarán esas manos que con tanto amor tomaron el rostro de una mujer que imagino dichosa, no por su riqueza o pobreza, no por su trabajo ni los malos momentos que pueda pasar, sino por tener el amor y sentirse amada.